lunes, 25 de enero de 2010

mi puerto, ho mi puerto


así fue el primer día

Llegué, llegamos. Éramos cinco, luego fuimos diez, más los dos que nos esperaban en la casa de Juan Carlo, el que arrendó las dos piezas que les quedaba. Cuatro fuimos los que nos quedamos viendo un pasacalle de niños coloridos y adoloridos de tanto caminar y que después llegamos a la playa Las torpederas, la que sale en la canción, Torpedera de mi ensueño...lalalala, pero al final no era, se nos habia vuelto el mapa.
Cosa que quedamos en juntarnos a las ocho treinta de la tarde y de ahí en adelante pura música, pura gente haciendo politica en la callle, donde los semáforos no tenias sentido de existir, ni las líneas que ayudan al señor conductor del auto tenian sentido de existir. Sólo valía el desorden, el mercado, la challa multicolors y los oidos aplastados por el sonido, sin faltar el típico discuros de la gordi pifiado por mis amigos revolucionarios y aplaudido por quienes preferian cuatro años más con Frei en vez de soportar a Piñera.
Entonces comenzó el paseo de variados artistas propios del bicentenario, que se relajan en las prosas de la Viole Parra, de Victor Jara, de Soza, y una serie de artistas que dieron todo apasionadamente por ser de oposición. Esto mezclado con la antipatía de unos videos que mostraban que la cultura era música, cine y deporte, dejando de lado todo lo que realmente nos hace ser lo que somos en esta mierda de sociedad.
Entonces llegó el vino, la cerveza, los cigarros, cigarros locos, la gente, y comencé a conocer a los que no conocía, y comencé a notar que unos de los que estaba conociendo se pone medio mal, se dobla, se desequilibria, se siente loco...pero sigue. Aparacen los Aterciopelados y fuá, fuá!fuá!fuá!. Canté del corazón bolero falaz, BOLERO FALAZ, estoy hasta la coronilla, tu no eres ni media costilla, ni la octava maravisha, todo para poder sentirme mejor luego de la conversación que mantuve con Claudia.
Claudia, parece mi madre, que ganas de ser madre, todas somos madres, siempre andamos cuidando, ayudando, así mujer-chilena-moderna-bicentenaria, quién será esa infame que no deja que sho te ame...
Como uno de los que no conocía se emborrachó como si fuera la primera vez nos fuimos cantando Chico Trujillo por Av. P. Montt a las tres am, entonces es cuando las tres salimos corriendo porque nos habiamos equivocado de calle y lo único que necesitábamos era un baño para poder mear tranquilas de una vez por todas, y paf. Llgamos a la pensión, nos tomamos un trago, se apagaron las luces, me sentía mas o menos, se me escapó una lágrima que nadie notó, luego me sentí mejor, pensaba que quiero mucho a los que estaban ahí, más de lo que creía, pensé en que no quería que acabara el fin de semana, y se apagó la última luz.
Nos quedamos los dos solos, compartimos la última caja de vino. Le dije por enésima vez que no me gustaba, que mi corazón late y late por el susodicho, que se olvide de mí, que no quiero utilizarlo para olvidar, para tapar algo que sigue aun presente en mi, estampado en mí. Que mejor durmamos y que siga así nuestra amistad.
se apagó, ahora si que sí, la última luz de esa noche valpistica

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