miércoles, 10 de febrero de 2010

Una flor y dos pájaros

Que buscar el pasaje, esperar quince minutos, quiero mil cigarros, el joven de al lado está fumando, me resigno a pedirle una paloma, me di un paseito por el terminal y terminé más choreá.
Llega el bus, que lata estoy en el asiento cuatro, adelante, me pongo los audífonos, me tomo el jugo y Raimundo Contreras me visita. La encarnación verbal del hijo muerto de Pablo de Rokha y toda esa ambiguedad de lo chilensis no chilensis que es identitario pero mata la identidad, lo anárquico de De Rokha que me hace vibrar la piel y me hace apretar la garganta porque las emociones me las traspasa de dolor, y quedo extaciada, alegre, felíz, doy un suspiro y los cerros aparecen mas seguido y la luz es mas tenue, hace más frio, me pongo poleron, cierro el libro y duermo los últimos veinte minutos de viaje.
LLegué, caminé. Pensé, esto de caminar sola, de viajar sola, de hacer cosas sola, no sé, a veces me pone triste, a veces me encanta, a veces me hace sentir grande, independiente, sobresaliente, como a la vez menguante y débil. Creo que me gusta esa bipolaridad.
Llego y que rico es el sonido del mar, quitandole el factor humano, espero y miro a algunos hombres, me aburro, saco el libro y sigo poetizando el viaje. Javiii!!! cochina, andabas cochineando, te quiiiieroo, que bacan estar aquí.
Vamos al puesto y me dice, año con el número uno, estas iniciando un nuevo ciclo, tu año anterior fue para cuestionamientos, ahora debes crecer y aprender, y se me relajan los organos del cuerpo, me tranquilizo y es lo único que necesitaba.
Entonces, éramos tres, un caño de esos ricos, en las rocas de Isla Negra, vamos a la punta del no se qué?, bueno, subir rocas volada es un desafío, subimos al auto, extraño, es un extraño, viaje por la carretera, las luces al costado y al medio, el viento que me hostiga los oidos, mi risa imparable, mi miedo imparable, la javi a mi lado está nerviosa, el hombre que maneja está drogado duramente, y siguen las luces de la carretera haciendome sentir como en Lost Highway, ahh.
A la noche siguiente fue mejor. Cerramos el puesto de artesanía a la 1 am, se cortó la luz por la costa, caminamos por la orilla del mar sin ver nada, sólo el sonido de las olas, éramos cinco personas, que rico fue estar ahi, me sentia complaciente, me sentía como si todo fuera mio, me sentía relajada, me sentía orgullosa, me sentía aliviada. LLegamos a la casa de Marco? los vinos corrian, y fumamos. quedamos cuatro, conversamos y entre un momento a otro, los tres personajes comienzas a hacer vibraciones con su voz y paaaf, todo seguía siendo para mi, esa música, la brisa del mar, la luna que se entreaparecía, los sonidos de los cables y seguía comprendiendo lo que la javi me dijo, aprovecha estos momentos de soledad porque pronto te va a llegar alguien, aprovecha de conocerte y de amarte, aprovecha los regalos de la vida, aprovecha tu nuevo ciclo, y yo, sabrosamente lo estaba haciendo, sin prejuicio de nada, sin alborotos, sin pensar, disfruté cada momento de esa noche.
Al día siguiendo, it's time to go, despertamos, conversamos, comimos. Vamos al bosque?, ya, los intrumentos, la marihuana y el té verde. Encontré un circulo conformado por diez álamos o eucaliptus y nos posamos ahí. La guiatarra, la quena y el bongoe, que exquicito, y yo doblada en el suelo disfrutando del viaje, miaraba hacia arriba cómo los árboles se movian por el viento, que alegria estar así.
El retorno, el despido, adoro a mi amiga, le doy las gracias, me da las gracias, vuelve luego, anda con nosotros, que no puedo, que no importa, que ahí vemos, nos vemos en santiago. odio santiago!, te quiero loca!, te quiero yo a ti, adios.
Me siento, pongo artaud de pescado rabioso, no me gusta volver a Santiago, todos mis temores de lo reciente se hacen presente y ya no los aguanto. La verdad es que llegué con las cosas más claras, más tranquila y con la mente en blanco.
una sonrisa

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