sábado, 27 de febrero de 2010

se nos movió el piso

qué me iba a imaginar yo que nueve horas y media más tarde se me iba a sacudir el piso y me iba a dejar temblorosa por media hora. Pero así fue.
Entonces me ponía los calzones, los pantalones, la polera, los zapatos, me creí artista, me creí hippie, entré a la micro y sin querer miré hacia atrás y vi a Andrés y nos reimos, nos saludamos y hablamos hasta cuando dije el nombre que era innombrable porque estaba la innombrarle que era para mi innombrable. Me bajé, le di un beso me fui casi corriendo, llegué, coquetié, me quisieron joder la tarde, pensé que mi tarde iba a ser como el pico, entonces llegó Simón con un vino y mis labios ya estaban morados y luego llegó la comida y luego Damaris y seguimos borrachos pero decidimos emprender el viaje.
El viaje, qué trote más despreciado, abominable, tragedia del buen estado físico, podridos los huesos, samarreo corporal, cigarro en la micro, bajón rico y llegamos a lo truculento. Nos tomamos el patio como en Casa Tomada, porque nadie se dio cuenta en el acto tomativo, fue sagáz y perfecto...entonces le vi un bicho raro a Simón, me paré para asustarlo y cuando mis rodillas se entreaflojan doy la noticia...está temblando, dije sumisa, muchos me apollaron, otros no, por lo mismo la tierra decidió dejarlo bien en claro y entonces...
Entonces el piso se volvió loco, Punky nos tomó, nos abrazamos los siete, nos protegimos, todos éramos uno y me sentí como en casa, se cortó la luz, me preocupé de mirar hacia arriba para que no viniera ningún objeto volador, de esos que se caen en el momento menos previsto, revisé el suelo para ver que no se trizara y al mismo tiempo decía que hermosa es la tierra, mientras me seguía sacudiendo maracosamente, la expresión de lo natural, entonces yo grité tranquiiiiiiiiiiiilos, tan todos bien ? y comencé a tiritar y quería mas, quería sentir mas clamor de la tierra, mas expresión, más despegue, más ira, aire iracundo de la madre tierra, qué más hermoso que aquello.
Entonces comenzó la paranoia de cómo estaran todos, yo aquí tan lejos, todos tan lejos, que mamá, que la tia, que mi sobrino, que su hermana, que el awelo, que la awela que el hijo, que el leo. No tiene sentido, sólo esperar.
Lamento por los caídos en la desesperación del arranco, lamento aquellas ciudades debastadas y lamento a quienes nunca debieron morir por quienes sí se lo merecian. La tierra y sus buenaventuras nos trae de todo y es ahí donde nos volvemos pequeños y nuestro egocentrismo de ser la raza animal más desarrrollada se esfuma porque pesa menos que una moneda de peso. Somos nada, pero somos todo, la felicidad que nos entrega el sistema es más fácil de masticar que la felicidad que podamos construir segun nuestra forma de ser.
ah?

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