miércoles, 3 de marzo de 2010

asi de tanto extrañaba


Antes de aquél mal viaje apadrinado por mi antigua pareja estaba sostenida por pequeños hilos de amor, de esos que podrían haber aguantado muchos años más pero que me hacian sentir fome, avejentada, podrida, aburrida, malgastada, malusada, malañosa. Ahora que ya pasó el mal viaje y siento que ando feliz por la vida aprovechando mis dias de mujer se me fomentan las ganas de coquetear.
Miaradas por acá, miaradas por allá, con uno, con otro, con este, con este otro y que rico es sentir eso que es tan preciado en el momento justo antes de decir "me gustai, quisiera aprenderme tu nombre". Ese acto de mirar fijamente a los ojos, al cuerpo, de una manera indiscreta-discreta, que se note pero que no, que me mire pero no tanto, que lo observo y que me gusta cada vez que paso. Me dan ganas de hablarle y decirle "oye tú, no eres Francisco que estudia psicología en la Chile" y que se de cuenta que es una pregunta inventada sobre un personaje inventado para excusar la intromisión que hago para escuchar su voz y su verdadero nombre.
El coqueteo es lo más rico y sensual que hay por la vida y por mí viviría en un costante coqueteo pos el pololeo implantado ya se pone fome y siempre es lo mismo, que se gustan, que se besan, que fornican, que pelean, que terminan.
Se me ha salido de acolescente y más encima adolecia desde antes, jajaja, yo creo que me gusta así y espero se demore un buen tiempo.

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