jueves, 8 de abril de 2010

el nudo en la garganta

Las contradicciones, las alternancias de pensamiento, la sublemación de lo que quiero hacer pero que no quiero hacer, el doble enchufe, el de color rojo y el de color azúl, el que dice que no y el que dice que sí. Han exagerado los parámetros de la tranquilidad, mi estómago apreta, mi abdómen no deja de estar tenso, mi garganta está más apretada que nunca, los ojos andan secos y se siente cuando parmadeo, todo por la incertidumbre. La mirada se desvía hacia el cielo, y ahí, justo ahí, cuando lanzo las pupilas hacia arriba chocan con el existencialismo vacío y pueril de los distintos ojos que han mirado hacia la luna, hacia las estrellas.
A veces creo sentir todos osos diferentes ojos atravesados en una vaga línea de tiempo, que por su extremada separación se hace extremadamente diferente el ojo y cómo el humano, el pequeño dios, el humano creador de dios, creador de la inexistencia ha podido soportar tanto.
Entonces es ahí cuando no puedo dejar de sentirme bien, y mis órganos se relajan y me asombro con lo más ínfimo de lo natural y todo sigue su curso brutal, morboso, asquiento y delirante.
Así me gusta todo.

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